En los últimos años, muchos ayuntamientos han anunciado con entusiasmo la “digitalización” de sus procedimientos urbanísticos. Formularios online, expedientes electrónicos, plataformas de tramitación… La idea suena moderna y eficiente. Pero la realidad que vivimos los técnicos es bastante distinta: más pantallas, sí, pero no siempre menos retrasos.
💻 ¿Qué significa digitalizar una licencia?
En teoría, la digitalización debería permitir:
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Presentar proyectos sin necesidad de copias en papel.
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Consultar el estado del expediente en tiempo real.
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Recibir notificaciones electrónicas de requerimientos o resoluciones.
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Reducir los tiempos de gestión gracias a la automatización.
En la práctica, muchas veces lo que encontramos es un formulario online que sustituye al papel, pero detrás hay la misma mesa y los mismos plazos.
⏳ Cuando lo digital no soluciona el colapso
El problema de fondo en la tramitación de licencias no es la falta de formularios, sino la escasez de técnicos municipales para revisar proyectos. Un arquitecto municipal que debe atender urbanismo, actividades, patrimonio y disciplina urbanística no tramitará más rápido porque reciba un PDF en vez de una carpeta.
La digitalización, sin recursos humanos detrás, se convierte en un espejo: la espera se sigue contando en meses, solo que ahora podemos ver el estado “pendiente de informe” en una pantalla.
🏛️ Buenas prácticas que sí funcionan
Existen ayuntamientos que han sabido aprovechar la digitalización para mejorar de verdad los plazos:
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Sant Cugat del Vallès: plataforma con seguimiento en tiempo real y división clara de trámites según tipología de obra.
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Madrid y Alcobendas: delimitación de actuaciones sujetas a declaración responsable, descargando el sistema de licencias.
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Logroño: ventanilla única y simplificación de documentación exigida, evitando requerimientos innecesarios.
La clave no es solo la tecnología, sino la organización interna y la voluntad política de priorizar el urbanismo como motor económico.
👷 El papel del arquitecto técnico
Para los arquitectos técnicos, la digitalización supone:
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Facilidad de presentación: menos papeles, menos colas.
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Mayor trazabilidad: podemos demostrar cuándo se presentó y qué contestó la administración.
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Nuevas tareas de acompañamiento: explicar a clientes y comunidades cómo funcionan estos sistemas.
Pero también añade un riesgo: la burocracia digitalizada. Requerimientos por detalles menores, cargas de archivos en formatos estrictos, o plataformas que fallan en plazos clave.
La digitalización de licencias no debe ser un cambio de soporte, sino un cambio de mentalidad.
Si no se acompaña de más técnicos, criterios claros y procedimientos ágiles, seguirá siendo lo mismo de siempre: esperar, pero frente a una pantalla.