Durante los últimos meses, las estadísticas de accidentes laborales en el sector de la construcción han vuelto a preocupar. El Ministerio de Trabajo confirma un repunte de la siniestralidad en obras, especialmente en trabajos de rehabilitación, reformas y mantenimiento. Caídas en altura, atrapamientos, golpes y electrocuciones siguen siendo las causas más frecuentes.
El dato es alarmante: tras años de descenso, los accidentes mortales en el sector han aumentado un 9% respecto al año anterior.
⚠️ El riesgo cotidiano: la obra pequeña y la confianza excesiva
Gran parte de los siniestros no se producen en grandes obras, sino en intervenciones de pequeña escala: reformas interiores, cubiertas, cambios de carpintería, actuaciones sin dirección facultativa o con coordinación de seguridad reducida.
En ese entorno, la confianza sustituye al control, y los protocolos de seguridad se reducen a la mínima expresión. El trabajador que lleva veinte años en el oficio “ya sabe cómo hacerlo”... hasta que un día no vuelve a casa.
🏗️ La prevención como trámite
Demasiadas veces la documentación preventiva —planes de seguridad, evaluaciones, actas— se concibe como un requisito formal, más que como una herramienta de gestión real.
La coordinación de seguridad y salud se degrada cuando no hay presencia efectiva en obra, cuando se delega en el papel o cuando la presión de los plazos impone su ley.
El resultado es un sistema que parece cumplir, pero no protege de verdad.
👷 El papel del arquitecto técnico
El arquitecto técnico, como coordinador de seguridad, tiene un papel determinante:
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Exigir el cumplimiento de las medidas y verificar su aplicación real.
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Adaptar los planes de seguridad a la obra concreta, no copiar modelos genéricos.
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Comunicar riesgos con claridad, no solo mediante fichas o carteles.
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Mantener presencia activa, especialmente en fases críticas como cubiertas, excavaciones o estructuras.
Más allá de la burocracia, nuestra función es pedagógica: formar y concienciar desde la práctica, recordando que la prevención no es un gasto, sino una inversión.
🧱 Factores que explican el repunte
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Escasez de mano de obra cualificada, con operarios jóvenes o externos sin formación específica.
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Fragmentación de las contratas, que diluye responsabilidades y comunicación.
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Falta de control real en obras menores, donde no intervienen técnicos.
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Prisas y presión económica, que empujan a asumir riesgos innecesarios.
🧭 Un cambio cultural pendiente
España cuenta con una de las normativas más completas de Europa en materia de seguridad y salud laboral. Lo que falla no son las leyes, sino su aplicación.
Falta cultura preventiva, tanto en las empresas como en algunos técnicos, promotores y particulares.
Mientras sigamos midiendo la seguridad por el número de papeles firmados y no por los riesgos eliminados, la siniestralidad seguirá creciendo.
La prevención no debería ser una obligación legal, sino una convicción profesional. Cada obra sin accidente no es un logro estadístico, es una responsabilidad cumplida.
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