jueves, 10 de mayo de 2012

INEFICIENCIA ENERGETICA

Hace pocos días, asistí como representante de la Asociación de Madres y Padres del Instituto de secundaria de mis hijos a una reunión con el Ayuntamiento, direcciones de los centros de Primaria y Secundaria y miembros del resto de AMPAs del pueblo, para tratar de consensuar entre todos un recorte en los presupuestos de la Regidoría de Ensenyament que afectara lo menos posible al funcionamiento de los centros y por tanto a los alumnos.
El resultado, en resumen, fue que con un pequeño ajuste en alguna salida cultural, fácilmente compensable por parte de los padres, cómo no, no se debería resentir el funcionamiento previsto de las escuelas para el próximo curso.
Sin embargo, en el fondo del análisis de costes de suministros y mantenimiento de las escuelas, principalmente de primaria, asumidas totalmente por el consistorio, se descubre el mal endémico de los edificios de enseñanza (y haría que ver otros) de la población: una ineficiencia energética grave en todos ellos, constatada por los resúmenes anuales de las facturas de electricidad y gas para calefacción y su evolución en los últimos años.
El origen de esta ineficiencia, entiendo que universal, son los edificios docentes construidos en los 80 y 90, y alguno más reciente o más antiguo del municipio (2 de ellos con premios FAD de arquitectura): grandes ventanales con escasa o nula protección solar, carpinterías de acero o madera, vidrios simples, fachadas de hormigón visto por el exterior y por el interior (fachadas enteras como puente térmico), cubiertas de chapa de acero, instalaciones de iluminación con numerosas luminarias de incandescencia que funcionan día y noche, calefacciones de escuelas enteras con dos circuitos donde las diferencias térmicas entre zonas o plantas obligan a los alumnos a ir con abrigo o abrir las ventanas en el mismo instante y que se quedan encendidas algunos fines de semana por disponer de mecanismos manuales de control...en definitiva, unos costes escalofriantes en consumos de energía.

En esta reunión se habló de cultura del ahorro en consumo energético tanto de profesores como de alumnos, concienciación, esfuerzo por minimizar residuos y otros argumentos teóricos que son un buen punto de partida para intentar minimizar costes de consumo, pero también se habló de mejoras, por supuesto. Se comentó la necesidad de optimizar las calderas de calefacción con los circuitos adecuados, de substitución de carpinterías, de iluminación por leds y de sensores de presencia, de automatización y control de las instalaciones, de placas solares y de auditorías energéticas. Sin embargo, en un momento en el que precisamente se está recortando en presupuesto, también se habló de inversión, y es ahi donde se descubre precisamente la falta de cultura energética de la mayoría. Si no hay dinero para ir al teatro, no lo hay tampoco para cambiar luminarias, sin tener en cuenta el ahorro a corto plazo de algunas de las intervenciones que se propuesieron, o de la inversión de choque en alguna mejora, por pequeña que sea, con un presupuesto contenido. Se dejó claro que la mejora en eficiencia energética no pasaba por la reforma de toda una escuela para convertirla en eficiente de un día al otro con una inversión millonaria, sino en el análisis de una auditoría que permitiera ir mejorando el comportamiento de los edificios a base de pequeñas intervenciones puntuales o zonales e ir haciendo el seguimiento para, en función de los resultados, seguir invirtiendo en mejoras/ahorro. Pero estamos de recortes, o sea, que ni para hacer las auditorías, vaya.
La esperanza es que, por lo menos, se consiguió la creación de una comisión de algunos directores y padres
con representantes del ayuntamiento para seguir el hilo del camino hacia la eficiencia y estudiar posibles mejoras en las escuelas, eso sí, ya casi para empezar el próximo curso. Me veo probablemente implicado en esta comisión, encantado de poder colaborar, aunque veo que mis hijos, ya casi en Bachillerato, pocas mejoras energéticas verán. Que no quede por intentarlo.

4 comentarios:

  1. Lo que cuentas es la realidad pero no por ello debemos desistir sobre un tema tan importante.
    Te animo a que, si la cuestión económica está frenando la necesidad de ahorro, os aferréis al rigor de usuario. Se podrían implantar estrategias don de los usuarios participasen de las mismas y se premiaran los logros conseguidos por cada grupo.
    Pj: crear un ranking donde cada clase viera la evolución del ahorro. Con ello crear unas competencias que incentivan a competir por ahorrar.

    Saludos Lalo.

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    1. Gracias por el comentario Lalo! Ya estamos trabajando para incentivar el ahorro en las escuelas y reinvertir en mejoras, pero los principios siempre son duros. Un abrazo!

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  3. Hola
    El usuario tiene la llave del ahorro y no la utiliza. Calefaccions que se enciden el 1 de octubre y se apagan el 1 de mayo, ventanas abiertas, luces abiertas y aulas sin alumnos.
    Si el usuario no es consciente del gasto y si el no vamos a ninguna parte.
    Muchas mejoras se financian con el ahorro pero la administración no esta preparada para estos tiempos... tendremos que seguir luchando, tal vez en casa tampoco apaguen la luz pero con la previsión de subida del precio la van a cerrar... espero

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