sábado, 27 de noviembre de 2010

GESTIONAR LOS ERRORES

Todos nos equivocamos. Por nuestra naturaleza humana. En nuestro ámbito profesional y también en el personal. A menudo, cuando eso sucede, en vez de reconocerlo en seguida, somos capaces de inventar argumentos insólitos, excusas, causas externas y, en definitiva, manipular  la realidad para incubrir nuestro error.
Si reaccionamos de esta manera, todos los actos y todas las consecuencias que se deriven de esta forma de actuar, estarán fundamentadas en el engaño, y es posible que acaben en situaciones cada vez más complicadas y difíciles de resolver.
En cargos de una cierta responsabilidad, como nosotros en nuestras obras, los directivos de empresas o los representates de un colectivo, por poner un  ejemplo, el de Aparejadores y Arquitectos Técnicos, no saber reconocer los errores, probablemente se debe a un gran complejo de inferioridad que nos lleva a pensar que la aceptación y reconocimiento del propio error se traduce necesariamente en la falta de respeto o en cierto grado de incompetencia. Eso conlleva a tener que crear una cortina de humo de justificaciones, normalmente falsas, que nos van haciendo prisioneros, haciendo la bola cada vez más grande y, probablemente, afectando y perjudicando cada vez a más gente.
En un momento en el que cada vez hay menos cosas que se puedan esconder por el avance de las tecnologías, si nos esforzamos en demostrar que no nos equivocamos nunca, tarde o temprano se nos va a destapar nuestro error,  así que, aceptemos con humildad que todos nos equivocamos y reconozcamos con valentía y ánimo de crecer como individuos y como colectivo que, realmente, es posible equivocarse.
No hay error mayor que querer justificar nuestros errores. No malgastemos tiempo, recursos ni esfuerzos más que para mejorar y no para alimentar nuestras imperfecciones.

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